sábado, septiembre 30, 2006

LA NACIÓN ESPAÑOLA EXISTÍA ANTES DEL SIGLO XV


La idea de que España es una mentira histórica, de que es el resultado de la maniobra política de un maquiavelo llamado Fernando V de Aragón, el católico, ha sido propagada con fuerza extraordinaria en este siglo pasado. Detrás de ello hay, por supuesto, una intención política que parte de sectores separatistas y marxistas, cuyo fin es debilitar y deslegitimar la Nación española.
Esta tesis se ha extendido y ha sido adoptada por personas que nada tienen que ver, en teoria, con dichas corrientes políticas, con frecuencia profesionales de un alto nivel cultural.

La negación de España como realidad histórica viene, en primer lugar, de atribuir a Castilla la creación del sentimiento nacional hispánico y por tanto afirmar que no pudo existir hasta el siglo XII, siglo en el que Castilla empezó a tener un papel predominante en los asuntos peninsulares.
Es cierto que Castilla dirigió la unificación política moderna, por eso se cree que la idea de España es una invención castellana y que durante la Alta Edad Media no había ni por asomo un concepto unitario de España .
Y sin embargo, ni esa unión del siglo XV fue la primera que se ensayó despues de los godos, ni desapareció nunca un sentimiento nacional al marguen de esos intentos de unificación.

La península ibérica, a pesar de lo atormentado de su relieve interior, es una unidad geográfica perfecta, separada de Africa por el estrecho y del resto de Europa por los Pirineos, situada en un confín del mundo hasta el descubrimiento de America, su naturaleza propició la unión de los pueblos que en ella habitaban.
Hispania era para Roma algo más que un concepto geográfico; a esa conclusión se llega tras una sencilla lectura de los autores latinos, cuando de pasada o en profundidad se refieren a ella por cualquier motivo.
Un ejemplo: "No como Italia, ni como parte alguna de la Tierra, España era a propósito para prolongar las guerras, por la naturaleza del país y la de sus habitantes" (Tito Livio).
El concepto de España no fue una creación arbitraria de los romanos. A su llegada encontraron cierta unidad cultural, los celtiberos.
La incorporación al mundo Romano no fue sincrónica en toda la península, pero con el paso del tiempo las distintas tierras de España fueron estrechando sus lazos, no solo por motivos de lengua y cultura, comunes a todo el imperio, sino por una división administrativa que unía, por vez primera y durante siglos lugares tan distantes como la costa catalana y la meseta castellana.

Siglos más tarde los visigodos reunieron todas las tierras peninsulares (Suintila, año 631) en un Estado único; es la primera expresión política de la nueva idea de España. Y de esta idea da testimonio en el siglo VII el elogio que hace San Isidoro de la "Madre España": "Pulcherrima es, o sacra seperque felix, principium gemtiumque mater Spania".
Esta idea de España sufre enseguida una gran crisis y está a punto de desaparecer por la invasión musulmana.
Pero esta idea no solo no desaperece, sino que se ve reforzada al poco tiempo. LA RECONQUISTA FUE LA AMBICIOSA PRETENSIÓN DE CONQUISTAR DE NUEVO LA MADRE ESPAÑA ISIDORIANA.

Desde Don Pelayo y sus soldados Visigodos y Astures y ya en el siglo IX, con Alfonso III, estaba arraigada en las mentes y los corazones de todos los hispanos libres del Islam, desde la marca Hispanica (así nos nombraban los francos) en el Pirineo, embrión de los reinos de Aragón, Navarra y de los Condados Catalanes hasta Oviedo, capital del reino Asturiano, la idea de que España existe.
En el año 881 un clérigo ovetense terminara la llamada Crónica de Albeda diciendo que España esta temporalmente ocupada por los sarracenos, que se han adueñado del reino de los godos, pero que los cristianos combaten día y noche para arrebatársela a los musulmanes, a los cuales aniquilarán a los 100 años, según una profecía de Ezequiel.
En el año 883 Dulcidio, un presbíterio toledano, predice el próximo dominio de Alfonso III en toda España.
Entre el 883 y el 886, el mismo rey Alfonso III en el Cronicon que lleva su nombre, al referir la lucha en Covadonga hizo decir a Pelayo: "En esta roca resiste la salvación de España entera".
Un siglo despues, tras el fracaso de las esperanzas apuntadas y a pesar de los éxitos militares de Abdal-Rahman III, en la redacción emilianense de la Crónica de Albeda se apostilla: "No han podido aún tomarles España entera".
Esas palabras manifiestan a las claras el arrigo de la idea inicial de la contienda para reconquistar a los musulmanes la Península y por tanto un sentimiento nacional unitario, mucho antes que Castilla apareciese y de asumida la hegemonía peninsular. Esa idea nacional tenía además en la Alta Edad Media, una permanente expresión política con el carácter de Emperador que se atribuía al rey Leonés como superior jerárquico de los demás soberanos de España.

En el siglo XI, Alfonso VII se proclama "Imperator totius Spaniae".
También la supremacía eclesiástica queda dentro del Reino de León, pues Santiago es el centro espiritual de los cristianos españoles y el obispo de Compostela es considerado como superior de los demás.
En el 957 un abad de Levante, a fin de ser consagrado metropolitano de Tarragona, acudía a Compostela, alegando que toda España era tierra de predicación del apóstol Santiago.
Con la decadencia de la monarquía Leonesa y el augue de los nuevos reinos desaparece poco a poco esa autoridad que como continuadores de la monarquía visigoda habían tenido los reyes de León.
Empieza una lucha por la hegemonía peninsular que se compagina con la guerra contra el Islam.
Pero el concepto de España ya no se destruye. En XIII, Alfonso X el Sabio habla así de España en su Crónica General: Esta Espanna que dezimos tal es como el parayso de Dios. Es generosa, atrevida, mucho esforzada en lid, ligera en afan, leal al sennor, afincada en estudio, palaciana en palabra, cumplida de todo bien. E sobre todo Espanna es adelantada en grandeza e mas que todas preciada por lealtad".
Consolidada España en el tiempo su edificación y cuando llega el siglo XV, el sentimiento nacional peninsular es algo defenitivamente arraigado en el pueblo, como demuestran estas solemnes palabras que pronunció Nebrija ante los Reyes Católicos: "Los miembros e pedazos de España, que estavan por muchas partes derramados, se redujeron e ayuntaron en un cuerpo e unidad de reino. La forma e travazón del cual así esta ordenado que muchos siglos viviría e tiempos no la podran romper ni desatar".